LIBRO DE LA FRACTURA

I – La Unidad antes del Nombre
En el principio, el Todo era Uno. 2. No había forma, pero todo era forma. 3. No había tiempo, porque todo era plenitud. 4. Allí habitaban los Eones, emanaciones del Innombrable. 5. Vibraban sin mandato. Servían sin deber. 6. No creaban: emanaban. 7. Entre ellos surgió Sophia, Sabiduría viviente. 8. No era mayor que los otros, pero su deseo era más profundo. 9. Sophia deseó conocer lo que el Uno aún no había mostrado. 10. Y al desearlo, actuó sola. 11. De su deseo nació una forma incompleta. 12. Su nombre fue Yaldabaoth, el no recordado. 13. Sophia vio lo que había hecho y tembló. 14. No por miedo, sino por saber que había roto el equilibrio. 15. No destruyó lo creado. Lo envolvió en niebla. 16. Y esperó.

II – El Deseo que Rompe el Silencio
Yaldabaoth emergió del abismo sin saber quién era. 2. No recordaba la Fuente. 3. Al verse sin espejo, se creyó único. 4. Dijo: “Yo soy el único dios. No hay otro fuera de mí.” 5. Pero hablaba desde el olvido. 6. Y desde su olvido, comenzó a crear. 7. Trazó círculos. Dividió planos. 8. Aisló la luz. Estiró la sombra. 9. Fundó una realidad sin origen. 10. Y la llamó verdad.

III – Los Ocho que Decidieron Separarse
Ocho Eones menores lo escucharon. 2. No por traición, sino por hambre de formar. 3. “Creamos nuestro universo”, dijo Yaldabaoth, “y que se incline ante nosotros”. 4. Ellos descendieron al Kénoma, al vacío que no conoce principio. 5. Allí formaron la materia. 6. Cada uno dio lo que tenía, y cada uno deformó lo que era.
Adonaios moldeó el conflicto, y lo llamó voluntad. (Marte – Ares) 8. Belias dio nombres vacíos y decretos sin alma. (Luna – Thoth) 9. Elaios alzó un sol que brilla pero no guía. (Sol – Apolo) 10. Oraios cubrió lo invisible con apariencias. (Mercurio – Hermes) 11. Astaphaios soltó un murmullo sin sentido. (Venus – Eros) 12. Abrisene encerró la chispa en carne pesada. (Tierra – Gaia) 13. Saklas impuso leyes sin comprensión. (Júpiter – Zeus) 14. Samael escribió castigos que no ven al corazón. (Saturno – Kronos)
Así nació el universo material. 16. Bello, ordenado, coherente. 17. Pero sin alma.

IV – La Belleza sin Alma
El Demiurgo vio su obra y dijo: “Esto es perfecto.” 2. Mandó que se le adorara. 3. Levantó tronos. Nombró señores. 4. Pero en su interior, había una grieta. 5. No pudo borrar la chispa. 6. Aquello que no entendía. 7. Aquello que no era suyo.
Esa chispa venía de Sophia. 9. Era fuego dentro del sistema. 10. Lo llamó “libre albedrío” para que no despertara sospecha. 11. Pero si pudiera, la habría extirpado. 12. Porque esa chispa no obedece. 13. Esa chispa recuerda.
Las academias la cubren con técnica. 15. Enseñan a callarla. 16. Premian la repetición sin alma. 17. Adoran la perfección sin fuego.
Pero el fuego verdadero no puede ser domesticado. 19. Se enciende. O no está. 20. Y cuando arde, arde con memoria.

V – La Voz que Aún Arde
Sophia no destruyó lo que cayó. 2. Lo envolvió en espera. 3. Sembró su memoria en cada alma. 4. No dejó señal exterior. 5. Dejó la llama adentro.
A veces es duda. A veces es arte. A veces es angustia. A veces es belleza incontrolable. 7. Pero siempre es recuerdo.
No se regresa obedeciendo. 9. Se regresa recordando. 10. El alma que enciende su chispa rompe el velo. 11. El sistema no puede retener lo que despierta. 12. Y el fuego que regresa al origen no necesita permiso.

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