Lo que no se ve, pero se nota.
No es una impresión digital.
No es un encargo rápido de catálogo.
Esto no sale de una fábrica, ni de una plantilla.
Sale de un estudio donde cada par se trabaja con método, con tiempo y con intención.
Un par no empieza cuando se pinta.
Empieza mucho antes.
Primero está la serie.
Cada colección tiene una narrativa clara, con cinco modelos que siguen un orden.
Cuando se activa uno de ellos, lo estudio. No solo el diseño: el equilibrio de colores, el mensaje que tiene que transmitir, la zona donde va cada trazo.
Porque cada zapatilla tiene límites distintos, y cada detalle importa.
Luego, la base.
Solo uso zapatillas originales. Nike Air Force 1 blancas.
¿Por qué blancas? Porque algunas partes, aunque luego las pinte en negro o en otros tonos, deben venir así de fábrica. Como la suela, por ejemplo.
Si eso falla, el resultado pierde fuerza.
Por eso, si tienes dudas sobre el modelo base, lo mejor es preguntarme antes. Así lo hacemos bien desde el principio.
Después, el trabajo.
Cada par se pinta a mano, capa por capa.
No hay atajos. No hay herramientas mágicas.
Uso materiales profesionales, pinceles, y un control casi quirúrgico sobre la pintura y los tiempos de secado.
El objetivo no es solo que se vea bien, sino que aguante el uso.
Por eso muchas partes llevan refuerzo invisible, protección, y corrección en caliente.
No hay dos pares iguales.
Puedo repetir la idea de la serie, pero nunca clonar un diseño.
Cada zapatilla es única, como quien la lleva.
Cuando la termino, no la entrego hasta estar seguro de que está lista para usarse. No para una foto. Para pisar la calle.
¿Cuánto tiempo lleva todo esto?
Como mínimo, una semana de trabajo real, más el tiempo de entrega.
Puede variar según la complejidad del diseño, la disponibilidad de base o el momento en que encargues.
No hay producción en serie.
Y esa es la diferencia.
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